Muchos
sistemas
informáticos utilizan software que registra las fechas
con los últimos dos dígitos del año; por ejemplo, 97 representa el
año 1997. Al llegar el año 2000, los dos últimos dígitos serán 00, y
muchos ordenadors los leerían como 1900, lo que podría causar
fallos y hasta colapsos en los sistemas.
La realidad fue que llegado el momento, Nochevieja de 1999, cientos
o miles de empresas de consultoría se forraron a costa de este
previsible error que jamás llegó a ocurrir, y los pequeños fallos
que hubo fueron nimios.